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La postergación: el hábito de dejar todo para después

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La RAE define la postergación como “Dejar una cosa para hacerla después de otra que se tenía previsto realizar”. Asimismo también puede entenderse como la conducta de dejar las cosas para más tarde. Aplazar, retrasar también son válidos, pero, el trasfondo de esta actitud es, dejar para después lo que se puede, o más bien, se DEBE hacer hoy. La postergación es un mal de nuestros tiempos, dejar de hacer las cosas que se tienen que hacer, no solo genera estrés, sino que, te evita conseguir tus objetivos en el tiempo que te habías propuesto, y, generalmente, te implica un retraso en el tiempo y pérdida de energía y esfuerzos, y si se quiere, también económicos.

La postergación debemos saber, es un acto voluntario, desde que nosotros elegimos no hacer algo, por hacer otra cosa, ya es una decisión nuestra, pero, por ser una decisión voluntaria, trae como consecuencia, un estrés anormal y una sobrecarga de trabajo, si esto se convierte en una norma y no en una excepción.

Decirte a ti mismo, que no vas a iniciar un proyecto de estudios este año porque “quieres tomarte un año sabático”, por ejemplo, en el supuesto que en tu trabajo te requieren estudios superiores para poder lograr un ascenso, pero tú, simplemente decides no continuar tus estudios, porque te sientes cansado, porque no quieres esforzarte o porque simplemente no te interesa estudiar ese año en particular, eso es postergar, y lo que, trae como consecuencia un déficit en el alcance de tus metas.

Muchas personas dicen que son más productivos cuando trabajan bajo presión, y pueden más o menos estar correctos o equivocados, no es necesario ponerte presión extra encima para ser más productivo, tampoco puedes o deberías no elegir en esperar que el “deadline” te coma vivo y no te deje tranquilo, que pases noches trabajando en un proyecto para el cual tuviste 2 o 3 meses para realizarlo, pero has venido postergándolo y esperas hasta la última semana para comenzar a trabajar porque según tú, tienes mejores resultados cuando trabajas bajo presión.

Te equivocaste en tu trabajo y tienes obligatoriamente que hablar con tu jefe para comunicarle tu error, pero no lo haces por el temor a ser reprendido y por las consecuencias que según tú, vas a pagar por equivocarte. Tu jefe termina dándose cuenta por otros medios y claro está, te reprende porque no dijiste las cosas en su momento, porque esperaste demasiado tiempo para comunicarlo, y porque, peor aún, no te acercaste con él con una solución al problema, sino que, simplemente, hiciste caso omiso y te importó poco o nada solventar tu error.

Dejar todo para mañana. Te has preguntado, ¿cuántos “lo voy a hacer mañana” te has dicho en el año anterior, y ya ha pasado ese año y tampoco lo has hecho?

¿Sabes que dejar todo para después, puede ser el peor error que puedes cometer? ¿sabes que de un momento a otro, tu “programación” del tiempo, en función de la postergación, puede cambiar y dejarte “sin tiempo” para hacer las actividades que has postergado?

¿Tienes idea a este momento, cuántas oportunidades has desaprovechado porque no has comenzado a trabajar cuando debiste?

La postergación requiere una intervención interior, pues, como mencioné anteriormente, es un acto voluntario en el que únicamente interviene la decisión propia y no otras personas, por ello, el factor mental es importante trabajarlo para poder vencer poco a poco el mal hábito de la postergación.

Para ello, puedes aplicar las siguientes tácticas:

  • Decirte a ti mismo, que lo que estás a punto de emprender no es difícil, que poco a poco lograrás comprender la tarea y que, el objetivo que te has trazado lo comenzarás a cumplir paso a paso. Siéntete experto en lo que tu haces, y que eso te ayudará a comenzar el “camino difícil” que mentalmente te has imaginado.

  • No intentes comerte la ballena de una sola vez. Está claro que hay actividades que requieren un mayor esfuerzo, y esto, es fundamental a la hora de decidir postergarla, pues, creemos que es algo que nos tomará demasiado tiempo, sin embargo, una vez vas paso a paso y trabajando a diario por los objetivos, comenzarás a darte cuenta lo equivocado que estabas, y que, es mucho más fácil de lo que imaginabas.

  • Dedícale poco tiempo, unos 10 minutos si a caso, y establece que al cabo de 10 minutos cambiarás de actividad para sentirte más alegre. Cuando menos lo pienses te habrás sumergido tanto en esa actividad que los 10 minutos los multiplicaste por 100 y no querrás dejar de hacerlo porque ya te gustó trabajar en ella. Lo importante en este punto es crear el hábito de iniciar el trabajo, una vez aprendas a dar el primer paso, todo lo demás te será más fácil y tus esfuerzos se verán mayormente recompensados y mejor aún, se convertirá en una rutina.

  • Trabaja en un ambiente diferente. Es normal, las personas necesitamos variedad, y mucha. Algunos somos muy exigentes en cuanto al ambiente en el que estamos laborando, necesitamos variedad, necesitamos movernos, necesitamos cambiar de ambiente. De vez en cuando y en ocasiones en las que necesites iniciar nuevos proyectos, sal del ambiente normal de trabajo, siempre que te sea posible, y acomódate en otro lugar que te presente mejores condiciones, un ambiente más fresco, con mejor iluminación, en un parque o en un jardín. Pero cambia el ambiente. Si necesitas concentrarse, vete a una biblioteca y sumérgete en el silencio y la condición propicia para concentrarte que tanto buscas. Muchos, no iniciamos ni damos el primer paso porque no nos encontramos cómodos en el ambiente en el que nos encontramos.

  • Sal del conformismo. Planea retos, genera ideas, márcate metas apasionantes. No te quedes sentado, o acostado, plantéate iniciar un nuevo proyecto, algo que sepas que puedes lograr y en lo cual eres experto.

  • Planifica. Las personas que planifican tienen mejores resultados, los que no, no tienen una hoja de ruta, desconocen el camino y pierden el tiempo dando vueltas en círculos sin saber dónde empezar.

 

Ahora que ya lo sabes, es momento de dejar de postergar y comenzar a actuar lo antes posible.

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